jueves, 16 de diciembre de 2010

EL Método de Carolyn Resnick: la diferencia.

En la entrada anterior describí por encima el concepto de Adiestramiento en Libertad, y mencioné brevemente el Método de Carolyn Resnick. Pese a que Carolyn acuñó el término “Liberty Training”, existen otras formas de adiestramiento en libertad. La más conocida es quizás el entrenamiento con “clicker”, similar al que se emplea con delfines y ballenas en los parques acuáticos. Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre el Método de Carolyn Resnick y cualquiera de estos métodos.
La mayoría de métodos empleados hoy en día busca enseñarle al caballo una serie de respuestas, condicionadas por medio de estímulos convencionales –es decir, no espontáneos, sino preestablecidos, arbitrarios y rutinarios. En otras palabras, se trata de enseñarle al caballo unas convenciones humanas para comunicarse con él. El resultado de esta comunicación depende en gran medida de la destreza del adiestrador, de su sentido del ritmo y de la oportunidad, y de su sensibilidad a la hora de proponer un aprendizaje u otro al caballo. Estos métodos, si bien se basan principalmente en refuerzos positivos, si bien premian al caballo constantemente, se quedan, por lo general, en los resultados externos, llegando a valores internos entre el caballo y la persona sólo como efectos secundarios. Desde el comienzo, el adiestrador se comunica con el caballo por medio de señales humanas, señales cuya forma, fuerza y orden tienen más que ver con un sistema nuestro que con la realidad del caballo en el momento. Es en este punto donde radica la mayor diferencia del método de Carolyn Resnick.


En su infancia, Carolyn Resnick pasó tres veranos intentando integrarse a una manada de caballos salvajes. Sola, a pie, en una vasta extensión de tierra, tuvo que ingeniárselas para ganarse primero la tolerancia, después la confianza y, finalmente, en el tercer año, la amistad de los miembros de la manada. Todo esto sin emplear cercas, lazos, ni ninguna otra ayuda física. Sólo su presencia y su lenguaje corporal – no, mejor dicho, sólo su comprensión de la presencia y del lenguaje corporal de los caballos. Este lenguaje es la base de su método.
Tiene sentido: si, según nuestras propias creencias (y hay quien las cuestiona), somos más inteligentes que los caballos, es lógico que, para comunicarnos con ellos, seamos nosotros quienes aprendamos su lenguaje, nos esforcemos por comprender sus necesidades y su forma de aprender comportamientos.
Carolyn descubrió una serie de interacciones que los caballos emplean en su vida diaria, no sólo para comunicarse, sino también para educarse entre sí. Por el lugar en el que los descubrió, los bautizó “Los Rituales del Abrevadero”.


La educación de cada caballo para la convivencia en manada es crucial para su supervivencia. Si no hay un orden, una coordinación y un entendimiento entre todos los miembros del grupo, alguno puede quedarse atrás y perderse, alguno puede dar un mal paso y hacerse daño, cuando no cae en garras de un depredador. Los caballos, animales de manada, tienen unas necesidades sociales muy vivas y profundas. También tienen una extraordinaria capacidad de aprendizaje. Tan grande es, que incluso llegan a aprender lo que les comunicamos en un lenguaje que les es ajeno. Y, a veces, si hay suerte, puede darse una empatía espontánea entre caballo y persona. Pues bien, el enfoque de los Rituales del Abrevadero no es otro que el de promover y nutrir esa empatía, con el fin estimular en el caballo el deseo de aprender.

¿Cuántas veces ha visto usted a un caballo con ganas de aprender?


Es incalculable lo que podemos descubrir en nuestro caballo si, en lugar de limitarnos a entrenar movimientos y posturas, también nos dedicamos activamente a conocerlo, a observarlo y a despertar en él las ganas de danzar con nosotros.


sábado, 13 de noviembre de 2010

El Método de Carolyn Resnick: Introducción.

En una entrada anterior quedé pendiente de elaborar sobre el concepto de Adiestramiento en Libertad. Carolyn Resnick, quien acuñó el término, lo define de este modo en su blog:

“El Adiestramiento en Libertad es un método en el que se entrena al caballo en un entorno libre, sin aperos, desde el suelo, en un espacio abierto y lo suficientemente amplio para que el caballo pueda evitar el adiestramiento si lo desea."



Sin importar las dimensiones del espacio en que se trabaje, el entrenador tiene que respetar la libertad del caballo. Y, ¿para qué hacerlo?



La gran diferencia entre el Método de Carolyn Resnick y los otros métodos de adiestramiento es que el entrenador busca – por encima de todo – que el caballo disfrute lo que se le propone. Buscamos ya no la obediencia o la resignada mansedumbre, sino el entusiasmo atento y respetuoso del animal, que ve el adiestramiento como una serie de juegos estimulantes.



Siguiendo este criterio, debemos adaptar nuestras acciones y nuestro programa de adiestramiento para despertar y mantener el interés del caballo en seguir nuestras instrucciones. De esta manera, nos aseguramos de trabajar con todo el caballo, y no meramente con un conjunto de reflejos condicionados. El resultado es un desempeño muy superior por parte del caballo, cualquiera que sea su tarea.

A menudo he mencionado las ventajas que trae el trabajo en suelo con el caballo suelto. Este aspecto del adiestramiento de un caballo siempre me ha atraído, por la sensación de armonía que conlleva. Por eso me apliqué, desde hace un año, a estudiar y practicar este método de comunicación, que cultiva y cuida de esa armonía. Pero hay otra ventaja adicional: por supuesto, la primera fase del Método de Carolyn Resnick puede ser empleada para amansar y entrenar a un potro; pero también puede complementarse con cualquier disciplina ecuestre*, para explorar dimensiones hasta entonces ocultas en un caballo ya entrenado, incluso veterano. Y los cambios que se observan en estos caballos son sorprendentes.

* Siempre y cuando el entrenamiento no se base en el miedo y/o el dolor.

jueves, 8 de julio de 2010

Sobre Carolyn Resnick

En los últimos meses, mi tiempo libre ha sido escaso, y por eso no he podido añadir muchas entradas al blog. Llevo ya más de cuatro meses en California, estudiando comportamiento equino y técnicas de entrenamiento bajo la dirección de Carolyn Resnick. Carolyn es una maestra única, y no sólo por su enorme habilidad para entrenar caballos – impresionante por sí sola.
A lo largo de casi seis décadas, Carolyn ha entrenado, con éxito constante, a caballos y jinetes de todo tipo de disciplinas. Algunas son la doma Western, el English Pleasure, monta de caballos de tres y cinco andares, exhibición a la mano y en libertad de caballos árabes, adiestramiento, alta escuela y, más allá de todo esto, durante años ha realizado espectáculos con caballos ejecutando ejercicios de alta escuela sin ninguna cuerda encima.
Pero no fue eso lo que me llamó la atención sobre Carolyn.

Fue esto:





El comportamiento del caballo en este video no se trata de meros reflejos condicionados, como se ve en muchos espectáculos circenses. Carolyn no sabía que la estaban grabando, simplemente, estaba jugando con el caballo. En ningún momento hay coerción, ni se obliga al caballo a hacer nada que no quiera. Las únicas correcciones que se ven, tienen que ver con la calidad de la relación y el respeto del espacio personal, no con la obediencia o la sumisión al entrenador. De hecho, Carolyn procura que el caballo mantenga todo su orgullo, y Panadero la corteja, jugando alegremente a su alrededor.

Cuando ví este video por primera vez, pensé: “Esto es lo más verdadero que he visto hasta ahora”. Me di cuenta de lo mucho que queda por explorar entre los caballos y los humanos. Estudiando con Carolyn, veo el valor, incalculable, que esta exploración tiene para nosotros.

Dos veces por semana, Carolyn publica una entrada en su blog. Parte de mi trabajo aquí consiste en editar tales entradas. En ésta, Carolyn cuenta una experiencia que tuvimos hace unos días.

miércoles, 23 de junio de 2010

Evitar el conflicto para avanzar de verdad.

Quiero compartir un texto que me envió mi amiga Gabriela Ramírez. Además de dedicarse con éxito al salto y adiestramiento a caballo, compite con su perro en Agility, deporte en el que un manejador dirige a su perro por un recorrido de obstáculos de la manera más rápida y precisa, sin tocar ni al perro, ni a los obstáculos. Este deporte tiene un aspecto muy interesante: se considera conducta antideportiva que el manejador reprenda al perro; y esto se refiere a reprimendas verbales. ¿Imaginan si los deportes y exhibiciones ecuestres se rigieran por criterios similares?

En febrero, Gabriela me ayudó a organizar y participó en mi taller “El lenguaje corporal en el manejo del caballo”. A medida que iba trabajando con su potranca, su relación se fue fortaleciendo. Gabriela se soltó muy pronto en el lenguaje del cuerpo practicado en el curso y, hacia el final del curso, introdujo elementos de agility, a los que su potranca respondió con toda naturalidad. Al final del curso tuvo una sesión con su potranca que nunca olvidaré y que entra en mi lista de pendientes para compartir aquí.


He estado entrenando a una potranca de 3 años con los métodos de Hempfling. Ha sido la experiencia más maravillosa con un equino en los últimos 10 años (que es lo que llevo practicando equitación). La potranca confía plenamente en mí y hemos podido bailar juntas al mismo ritmo. Ahora la estoy empezando a montar, lo cual para ella no ha significado un gran cambio y nunca se ha sobresaltado de verme encima de ella.

Pero lo que quiero contar, más que mi experiencia con la potranca, es la experiencia que tuve recientemente con mi yegua mayor de 11 años. Ella ha sido entrenada usando métodos "tradicionales" y en muchos casos puedo ver que fue maltratada cuando busca huir ante cualquier ayuda. Esto es especialmente obvio en el trabajo a la cuerda. Ella, siendo una yegua calmada y tranquila de trato, cuando ve la fusta y el círculo pasa por momentos de pánico.

La saqué para trabajarla y la yegua ahí mismo abrió lo ojos y brincó botando las patas. Intenté ignorarla y ponerla a trotar hacia al frente para no quedarnos en el conflicto. Ella se dió media vuelta, zapateó una vez y luego se empinó manoteando en el aire durante un tiempo. Ella es una yegua que mide 1m68, de caderas anchas y fuertes. En ese estado llega a ser bastante intimidante.

Luego bajó y se quedó mirándome desconfiada, con la cabeza alta esperando el tirón usual, el tirón doloroso y la fusta del castigo. Yo me quedé parada mirándola, y decidí retroceder unos pasos jalándola con mi cadera, invitándola a que me siguiera con la cuerda suelta. Ella levantó las orejas un poco sorprendida, bajó la cabeza y sumisa pero extrañada me empezó a seguir de buena gana. Salimos del picadero, dimos un paseo juntas y después volvimos para seguir con una excelente sesión de trabajo a la cuerda.

En ese momento no me di cuenta de nada, no fue una revelación divina ni nada por el estilo. Yo ya sabía que esto era lo natural en su comportamiento, yo sabía que la yegua podía confiar en mí a pesar de sus recuerdos. Lo único que hice fue dar el paso de saberlo a hacerlo.

lunes, 10 de mayo de 2010

El caballo de silla se hace desde el suelo, II

El trabajo en suelo en libertad, sin medios mecánicos, tiene un potencial grandísimo para cualquier entrenador o jinete. Estas son algunas de sus ventajas.



• Vemos claramente la actitud del caballo hacia nosotros y nuestras acciones.

• Podemos comprobar si el caballo entiende lo que le estamos pidiendo, si puede hacerlo, y (lo más importante) si quiere hacerlo.

• Es un espacio para desarrollar un lenguaje lleno de matices con el caballo.

• Al ser más libre, el caballo es también más responsable, lo que crea un hábito de mantener la atención en el conductor.

• La responsabilidad y la atención también se expresan en los movimientos. Es más fácil y eficaz llevar al caballo a un movimiento reunido si se le permite hacerlo por sí mismo, orientado por nuestras indicaciones. Esto también nos deja ver su verdadero nivel de preparación.

• Permite mayor interacción: el caballo también puede proponer. A mí me han propuesto piruetas, levadas, volantes al galope y hasta el paso español. En serio.

• Lo más importante, en mi opinión: experimentamos la relación en la base, en lo más real.


Todos estos aspectos se transmiten al trabajo montado. A menudo, más de lo que nos imaginamos.
Se abren muchas preguntas. La mayoría, sólo la responde la experiencia. Intentaré responder a algunas con unos cuantos ejemplos en la siguiente entrada.

miércoles, 5 de mayo de 2010

El caballo de silla se hace desde el suelo, I

Escribiendo esta entrada, me di cuenta de que tengo que hablar más del trabajo en suelo antes de pasar a su traducción al trabajo montado.
El trabajo en suelo sin medios mecánicos tiene un potencial grandísimo para cualquier entrenador o jinete, pues desde esa posición, más igualitaria, evitamos las interferencias y bloqueos que suponen los bocados, espuelas, y otros elementos de control sobre el caballo.

En esta imagen mantengo al entero quieto y a distancia con mis gestos, usando la cuerda como una señal, sin halar para conseguir el avance.



Y aquí, le pido que avance, siempre con la cuerda suelta.



Los aperos que sirven para controlar mecánicamente a un caballo, precisamente por eso, nos impiden relacionarnos realmente con el animal.
Un ejemplo claro se da cuando alguien está trabajando a la cuerda con riendas de atar fijadas a un filete. En esa situación, poco importa cómo se esté sintiendo el caballo, si se siente indispuesto y quiere descansar, si está lleno de energía y desea correr, o si prefiere estar con su conductor en lugar de dar vueltas de un cierto diámetro al trote. El hierro en su boca, las riendas, la cuerda y la fusta, le imponen un marco de movimiento – en el mejor de los casos por condicionamiento, si no, por intimidación, o aun por dolor. Por supuesto, las herramientas sólo son tan buenas o dañinas como las manos que las emplean. Las embocaduras son la excepción a esta regla, como lo explico en esta nota.

Cuando no tenemos en nuestras manos nada que nos permita coartar mecánicamente el movimiento del caballo, y cuando empleamos la fusta como una ayuda visual, y no como un instrumento de castigo, todo cambia. Para bien.

El caballo suelto se muestra tal y como es. Sus movimientos y su actitud nos dejan ver su estado de ánimo más claramente que cuando está aperado, y esto constituye una base más real y clara sobre la cual fundamentar el entrenamiento. Sin importar la etapa de entrenamiento en la que se encuentre el caballo, cuando éste se siente sin ataduras, gana confianza y se relaja. Y el miedo, se sabe, es el mayor obstáculo para el aprendizaje. Y la mayor causa de accidentes ecuestres.
Por otra parte, los caballos se sensibilizan a nuestros movimientos y reaccionan a ellos con una rapidez sorprendente. Finalmente, cuando un caballo experimenta la comunicación con un humano en su propio lenguaje, crece su respeto, no sólo por su conductor, sino por la gente en general.
Al entrenar al caballo desde la armonía, y no desde la oposición, aprovechamos su instinto natural de sincronizarse en movimiento. Si sabemos ganarnos su confianza y respeto, aprenderá rápidamente a sincronizar sus movimientos con los nuestros.

Con todo lo anterior en mente, fui desarrollando mi lenguaje con los caballos, estudiando todo lo que podía sobre su psique, y ejercitándome en la danza del picadero, como un jinete en su asiento. Esa exploración la continúo hoy en día y, como a todo lo que realmente vale la pena, no le veo final.
Pocas semanas después del video de la entrada anterior, grabé éste, que muestra varios aspectos de esta etapa del entrenamiento.

Adiestramiento de caballos mediante lenguaje corporal from Martin Contreras on Vimeo.



Lo titulé “Doma en Libertad”, pero ahora sé que es más exacto llamarlo “Adiestramiento mediante lenguaje corporal”. Esto se debe a la definición original de la expresión Liberty Training, entrenamiento en libertad, de la que hablaré más adelante.

viernes, 30 de abril de 2010

El trabajo en suelo: los comienzos

Cuando empecé a trabajar con caballos, tenía las nociones clásicas – y no tan clásicas – del uso de la presión y la cesión para entrenar prácticamente cualquier respuesta en un caballo. Las había aprendido en unos cursos que entran en el cajón de sastre de lo que llaman doma racional, y las había articulado con lo que había aprendido en mi infancia y adolescencia sobre cómo tratar a un caballo.
Al toparme con varios obstáculos y verme en situaciones de entrenamiento muy confusas y/o tensas para mi gusto, fueron surgiendo las preguntas que referí en la entrada anterior.
Esas preguntas me llevaron a buscar un medio más adecuado para comunicarme. Como desde el colegio me incliné por los idiomas y la música, fue natural buscar por los lados del lenguaje y el ritmo.
La mayor inspiración para estudiar el lenguaje de los caballos, la encontré en el trabajo de Klaus Ferdinand Hempfling. Este genio alemán señala el camino de vuelta al tipo de comunión que se tenía antiguamente con los caballos en Europa. Su forma de trabajar se basa en el lenguaje corporal, primero para comunicarse, y luego para condicionar las respuestas del caballo. El siguiente es un ejemplo de su trabajo.



Cuando vi que algo así era posible, me dije que quería seguir ese camino. Un camino largo, y por eso mismo, valioso. Así que compré los dos libros de Hempfling traducidos del alemán (hoy ya hay un tercero en inglés), y me puse a experimentar siguiendo esa guía.

Pronto aprendí que, cuando dejamos de usar cuerdas o riendas como el principal elemento de control, cuando dejamos más libertad de movimiento al caballo y nos comunicamos con él por medio de nuestro cuerpo, no sólo aprende más rápido y se mueve mejor, sino que también desarrolla un respeto y una confianza muy grandes. Como ya no contaba sino con mi cuerpo y posicionamiento para comunicarme, tuve que aprender a controlar mis movimientos y actitudes con precisión.
Este lenguaje corporal, si bien se mostró eficaz, tenía fallos de forma al principio.

Para la muestra, un video de noviembre de 2008 que encontré hace poco. Entonces, llevaba menos de tres meses estudiando el lenguaje de Hempfling junto con Babieca, el caballo del video.




En esta etapa del trabajo, el joven caballo entero se mantiene demasiado pegado a mí. Más adelante, le enseñé a alejarse y acercarse según se lo pidiera. También se ve, al final del video, cómo aún le falta trabajo al cambio de mano en libertad, que sin embargo se corrige sin recurrir a medios mecánicos.
Aún cuando tenía que pulir más mi conducción, había conseguido algo muy importante: la concentración y la voluntad de trabajo del caballo. Esto se aprecia especialmente en el último tercio del video, cuando le pido que se detenga cerca del caballo de tiro, otro entero, del que no lo separa más que una débil cinta de obra. Esta cinta no le supone un obstáculo físico, pues durante su entrenamiento la había roto en varias ocasiones, hasta que aprendió a respetarla como un límite visual.
Cabe notar, también, que en esa época aún no había empezado a usar premios en forma de comida.
En la próxima entrada hablaré de cómo se traduce este entrenamiento al trabajo montado.

lunes, 12 de abril de 2010

Introducción

Cuando decidí dedicarme de tiempo completo a los caballos y empecé a estudiar formas de amansarlos y adiestrarlos, muchas cosas que hasta entonces habían sido certezas para mí, se transformaron en preguntas:





¿Porqué nos tienen miedo?

¿Por qué huyen de nosotros, y tenemos que tenerlos constantemente atados o encerrados de alguna forma para evitar que se escapen?

¿Disfrutan los caballos de nuestra compañía?

¿Entienden lo que queremos de ellos?

¿Quieren hacerlo?

¿Lo aceptan?

¿Se resignan?

¿O simplemente se someten por miedo al dolor?



Y la pregunta que siempre me acompaña cuando estoy entre caballos:



¿Qué está pasando por la mente de este caballo en este momento?



Ningún tratado de etología equina, ninguna tradición ni escuela de doma, ningún maestro puede responder a esta pregunta. La respuesta sólo podemos hallarla en el caballo y en el momento, si escuchamos atentamente y nos abrimos a todo lo que pasa, incluso los detalles más pequeños.



¿Qué está pasando por la mente de este caballo en este momento?



Hoy sigo explorando formas de trabajar con caballos que tengan en mente siempre esta pregunta. El reto es siempre actuar de modo que la respuesta me guste.